4.04.2010

Boris Cyrulnik, padre de la resiliencia: Las claves para superar una catástrofe

martes 16 de marzo de 2010.

El destacado neuropsiquiatra francés desembarca en Chile para exponer en un seminario de la Universidad Católica sobre cómo salir fortalecido de una catástrofe. Sabe que llega en el momento justo para entregar sus consejos: "Cada país dañado no será más el mismo porque la herida está en la memoria... La cultura chilena cambiará", asegura.

Por Natalia Núñez. Una cosa es superar la adversidad y otra muy distinta es salir fortalecido de ella. ¿Cómo se logra eso? ¿Cómo después de un remezón como el que vivió Chile se puede recuperar la normalidad?


Dicen que siendo resilientes.

El destacado neuropsiquiatra, psicoanalista y etólogo francés Boris Cyrulnik, autor de exitosos libros como "Los patitos feos" o "Autobiografía de un espantapájaros", es hoy considerado "el padre de la resiliencia", el concepto acuñado por la psicología para hablar sobre la capacidad de las personas para recuperarse pese a la adversidad que viven. Un tema muy contingente en el Chile del Bicentenario.

Boris Cyrulnik hacía meses que tenía agendado un viaje a nuestro país para hablar sobre este tema, sin imaginar la relevancia que adquiriría. Precisamente llega estos días para exponer en el seminario que se realizará este jueves 18 y viernes 19 en el Centro de Extensión UC, organizado por la Escuela de Psicología de esa casa de estudios bajo el título "La resiliencia humana en las catástrofes naturales, terremotos, maremotos y otros".


En un comienzo, explica, la resiliencia era entendida como un cúmulo de cualidades, pero ahora se ha descubierto que se trata de un proceso de interacción, es decir, se encuentra en permanente desarrollo, siempre en relación con la afectividad, las emociones y el encuentro con otras personas. "Lo que yo soy, interactúa con lo que tú eres. La resiliencia no es yacer cordialmente, es interacción", precisa Boris Cyrulnik al teléfono desde la ciudad de Toulon, en el sur de Francia, donde realiza gran parte de su investigación.

Últimamente, además, se ha acuñado el término de "resiliencia comunitaria", que describe la capacidad de los pueblos, especialmente de los países en vías de desarrollo, para superar crisis y catástrofes, tales como inundaciones, terremotos o ciclones. Entre sus pilares se menciona la autoestima colectiva, la identidad cultural, la honestidad, la solidaridad y el liderazgo comunitario.Con este significado aclarado, el experto entrega su diagnóstico sobre la situación puntual por la que atraviesa Chile: "Aquellos que están en el real epicentro del sismo están choqueados por la realidad: han tenido muertos, heridos, están pobres. Sin embargo, aquellos que están lejos se encuentran más traumatizados psicológicamente, porque precisamente estando lejos del centro de la catástrofe es donde podemos localizar los desórdenes traumáticos. Aquellos que están lejos del "corazón" de la catástrofe son o están más abandonados, y la soledad es el principal factor estresante. Los damnificados no están solos: los bomberos, los medios de comunicación, las Fuerzas Armadas, las enfermeras, los psicólogos, hay un montón de gente que está girando en torno a ellos. En la realidad, ellos están más heridos, pero no en lo que es la "representación" del terremoto. Ahí es lo opuesto: aquellos que están lejos, menos dañados en la realidad, están más ansiosos".

Boris Cyrulnik dice que luego de circunstancias difíciles las personas viven además un proceso de replanteamiento total. No es raro, por ejemplo, que la gente retome contacto con personas con las que estaba enojada o peleada, o que las personas se cuestionen sus permanencias en sus trabajos. "Antes de la catástrofe tienes un tipo de vida y después de ella vives de otro modo".

-¿Es Chile un país resiliente?

-Los chilenos pueden convertirse en personas resilientes. No lo eres durante toda tu vida, pero puedes convertirte en alguien resiliente si comienzas otro tipo de desarrollo porque estás seriamente herido. Cada país que ha sido herido o dañado es conducido a un cambio: no será más la misma cultura porque la herida, el desastre, está en su memoria. El terremoto es una oportunidad para evolucionar.

Vaticina que las nuevas generaciones tendrán un rol fundamental. Que después de un trauma como éste, los niños madurarán más rápido. Que entenderán el desastre natural y se sentirán orgullosos de haber sobrevivido a un tsunami y de vivir en un país con una costa tan fecunda. "Los niños se van a convertir en especialistas en terremotos, en solidaridad, en océanos, en psicología. La cultura chilena cambiará".

"La soledad atrofia las neuronas"

En las jornadas de resiliencia en que participará, Boris Cyrulnik expondrá los casos de las erupciones volcánicas ocurridas en Italia (Etna, 2002) y Grecia. "En Italia, después de las erupciones volcánicas pudimos notar que aquellos que tenían acciones encomendadas, como cargar piedras, llevar pan o agua o simplemente llenar papeles, es decir, que ejecutaban alguna tarea, habían tenido menos secuelas psicotraumáticas que aquellos que estuvieron demasiado protegidos. Nos dimos cuenta de que realizar acciones, actividades, son los mejores tranquilizantes".

Boris Cyrulnik sabe de soledades y de llantos. Porque, tal como aparece en sus libros, cuando él tenía seis años y huyó de una improvisada prisión nazi en una sinagoga de Burdeos, comenzó un largo deambular de orfanato en orfanato en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. No le gusta profundizar en su experiencia personal, pero sí cuenta que está preparando un libro con estas vivencias de niño que debería ver la luz a mediados de este año.

Si bien una situación límite, tal como estar en un campo de concentración siendo un pequeño, puede servir para ilustrar un tipo de resiliencia, señala que una guerra y un terremoto nunca son comparables. ¿La razón? Las personas perdonamos a una catástrofe natural, pero revivimos incesantemente la agresión de un grupo humano. "Tú, como persona, eres menos culpable en un desastre natural, te sientes menos agredido y menos herido que frente a un desastre humano (por ejemplo, una guerra). En el desastre humano yo estoy solo, perdí mi familia, mi casa, mi dignidad. En cambio, el desastre natural no es intencional. El desastre humano sí lo es: siento que alguien quiere destruir mi dignidad, mi familia y mi casa".

El experto dice que luego de una circunstancia adversa, la soledad es un factor de riesgo importante a la hora de levantarse y reponerse. "Tú estás más herido cuando estás solo y estás menos dañado cuando te hallas rodeado de emociones y significados. Las emociones, los afectos, el amor, hacen más fácil el camino; si estás seguro gracias a lo que te entregan otros, el estrés es minimizado y acallado. Te sientes más tranquilo cuando estás junto a amigos o personas significativas que proporcionan una base segura, la ansiedad disminuye".

En buenas cuentas, una persona sola, aislada, tiene menos posibilidades de salir adelante. Incluso, biológicamente hablando, la soledad trae consecuencias. Así lo explica Cyrulnik: "La soledad es un ataque directo contra las neuronas, y en Francia tenemos algunos equipos de investigación que pueden probar que la soledad produce atrofia en las neuronas, y que si hablas con alguien estando en interacción, esa atrofia desaparece".

Palabras clave: afectos y significado

El psiquiatra apunta dos conceptos: el "colchón" de afectos y el darle significado a la circunstancia dolorosa, dos herramientas fundamentales para reconstruirse desde la devastación. En ese sentido, asegura, "es más fácil darle un significado a un desastre humano: se actúa por circunstancias históricas, por política, filosofía, psicología. En cambio, es más difícil darle un sentido a un terremoto".


En la Edad Media, por ejemplo, cuando había un desastre natural, la principal explicación radicaba en Dios, el demonio o los chivos expiatorios. "Es muy peligroso sindicar chivos expiatorios como responsables de un desastre. ¿Quiénes son los responsables de un terremoto? ¿Es el demonio? ¿Es lo desconocido? ¿Es el hombre que no tiene el mismo color de piel que el mío? ¿Es el extranjero? Pero en la era moderna, en un país moderno, tú estás obligado a buscar otro significado

Qué consejos son determinantes en este sentido?

-Hay muchas determinantes. Cuando eres más joven, la resiliencia neuronal es más fácil que cuando eres mayor. Después de un terremoto, la solidaridad y las acciones son los factores más importantes. La solidaridad incluso es muy simple; si alguien está cerca mío, puedo tener esperanza. Porque si me siento abandonado, no hay esperanza. Con el solo hecho de estar cerca de una persona herida es suficiente para comenzar a tener esperanza: sólo con un café, con una frazada, cosas muy simples, pero necesarias que quieren decir 'no estás solo, no estás abandonado, vamos a hacer algo"'.

-Un estudio reciente dice que el 35% de la población chilena tendrá un estrés postraumático. ¿Cómo se supera?

-Dependerá de tres factores. Primero, cómo fueron los afectos, los cariños, las redes sociales antes de la tragedia. Si antes las personas tuvieron afectos seguros, tendrán confianza y se sentirán confiadas. Tendrán una buena mentalización; la esperanza permanecerá en su mente. Segundo, cómo fueron los afectos durante el cataclismo. Si hay una familia fuerte, presente, sin enfermedades, será más fácil comenzar el desarrollo de la resiliencia; también es importante considerar qué tipo de estructura tiene la agresión: si ésta es repentina, es menos comprometedora que si la agresión es lenta, porque de este modo puedes pensar en ella mucho tiempo. Y tercero, cómo son los afectos luego de la agresión: si estás rodeado de gente, podrás darle un significado al dolor, será más fácil convertirse en un resiliente.


Por Natalia Núñez.

Sustos infantiles después del terremoto: ¿respuesta saludable o síntoma de trastorno psicológico?

En estos días, posterior al terremoto que azotó a una extensa región de nuestro país, muchas madres y padres sienten preocupación porque sus hijos/as pequeños – y hasta los no tan “chicos” – manifiestan temor o ansiedad, en especial al caer la tarde, cuando se acerca la noche. En esta ocasión me voy a referir a los niños y niñas cuyas familias u hogares no han padecido de manera traumática el terremoto, pero que igualmente han sido afectados/as.Cuando la experiencia ha significado daños y/o pérdidas hay que considerar variables más complejas que ameritan una intervención especializada.Las manifestaciones son diversas, desde llanto fácil, resistencia a irse a dormir, aferrarse a personas más cercanas, pesadillas u otros comportamientos propios de niños de menor edad, como mojar la cama, pasarse a la pieza de sus padres, etc.


La anticipación de que algo peligroso e incontrolable pudiese volver a ocurrir es esperable y hasta saludable en la medida que alerta al propio niño y le lleva a buscar protección y apegarse a sus personas más confiables o cercanas emocionalmente. Puede entenderse entonces como un mecanismo psicológico beneficioso que ayuda a afrontar el estrés, elaborar una experiencia “límite” para el/la niño/a y que posibilita que una persona adulta tome consciencia de la necesidad de ese pequeño/a de ser contenido física y emocionalmente, validando esta necesidad y ofreciéndole “cobijo” acorde a su edad y maduración.


Recordemos que los ritmos de desarrollo y las características individuales permiten una amplia diversidad de expresión de necesidades psicológicas. Por ende, no hay una única buena receta para todos los niños aunque provengan de una misma matriz cultural y tengan igual edad. No obstante considerar lo anterior, como precaución para evitar soluciones simplistas, los principales ingredientes de cualquier “pócima” eficaz para calmar miedos son:


-Validar el susto: escuchar, observar, atender y transmitir respeto ante la respuesta temerosa del niño. NO NEGARLA, BURLARSE, NI MINIMIZARLA.


-Ayudar a que el niño o niña pueda comprender lo que le sucede. CON PALABRAS SENCILLAS, JUEGOS, RELATOS ACORDES AL NIVEL DE DESARROLLO COGNITIVO DE CADA NIÑO/A.


- Darles la información que ellos requieren o nos solicitan – ni mas ni menos - y no negar, como adultos, nuestras propias debilidades. Vale decir, asumir que también “pasamos susto”, que no somos infalibles, pero que a pesar de eso podemos protegerles y ofrecerles seguridad.- Normalizar su experiencia: todos sentimos miedo, es natural que luego de un terremoto quedemos “nerviosos”, preocupados, hiper-alertas, asustadizos, etc. por un tiempo.


-Transmitir esperanza: alentarlo, decirle con seguridad y calidez que se le va a ir pasando, mostrar los avances diarios o de una semana a otra y mientras no pase asegurarle que Ud., y/u las otras personas que le cuidan habitualmente, estará presente para acogerle, protegerle y calmarle.


- Ayudarle a salir de su experiencia de temor: en el contexto de interacciones amorosas y entretenidas, por ejemplo desarrollando rituales relajadores, participando con el/ella en juegos que le distiendan y le permitan pasarlo bien. En ningún caso hacer “bromas” que provoquen temor.


- Contar con al menos una persona adulta significativa que no esté tan asustada

– o incluso más asustada – que el/la propio/a niño/a.


En caso que los miedos se mantengan o acrecienten en vez de ir aminorando, es recomendable buscar orientación profesional cuanto antes. A fin de prevenir que una respuesta normal, aunque displacentera, ante la catástrofe que hemos vivido, no se transforme en un trastorno que impida el natural desarrollo socio afectivo y escolar de nuestros hij@s.


Cuando los temores deterioran la calidad de vida de una persona, afectando ritmos y rutinas diarias apropiadas a la edad, su alimentación, salud física y relaciones interpersonales es preciso consultar a especialistas.


M. Cecilia Aretio Aguirrebeña
Psicóloga Clínica Infanto - Juvenil
Supervisora Clínica CAP USACH
Docente Facultad Psicología U. Diego Portales

3.24.2010

Recomiendan priorizar las matemáticas sobre la lectura en preescolares

Investigaciones concluyen que, de manera innata, el cerebro está preparado para distinguir números y figuras. Ello supone un cambio en el enfoque de las matemáticas que se enseñan en la etapa escolar. Por ello, a los cinco años, los niños deberían ser introducidos en ese mundo, antes que aprender a leer.



Que los niños jueguen con los números magnéticos del refrigerador o que separen sus juguetes según semejanzas y diferencias son algunas de las actividades que se pueden realizar para que aprendan matemáticas antes de empezar la vida escolar. Un área a la que no se suele prestar mucha atención.Los esfuerzos de padres y educadores, hasta ahora, han estado enfocados en introducir a los preescolares en el mundo de la lectura, pues las matemáticas se suelen reservar hasta la etapa escolar. Un error, según han concluido las últimas investigaciones acerca del desarrollo del cerebro en los niños y que tienen implicancias directas sobre la educación. A los meses de vida, los niños están preparados para aprender matemáticas, incluso, más aún que para introducirse en el mundo de las letras.Estudios han encontrado que los bebés pueden reconocer figuras geométricas a los 18 meses y que, incluso, en la edad de cuatro o cinco años son capaces de dividir o multiplicar usando objetos. Y es que las matemáticas parecen ser parte de la naturaleza humana. Así como los mamíferos pueden reconocer cantidades rápidamente, yéndose, por ejemplo, a las ramas con más frutas, también el cerebro humano está preparado de manera innata para reconocer cantidades.Así, a los cuatro años, el niño es capaz de comenzar a unir la cantidad física (siete), con el dígito abstracto (7) y la palabra numérica correspondiente (siete). Esta triada es clave para comprender los principios básicos de las matemáticas.Todo ello supone un profundo cambio en la mirada a la enseñanza preescolar. En el currículo chileno, en los niveles de educación parvularia se les enseña a los niños de prekinder a reconocer números del 1 al 10 y algunas figuras, mientras que en kinder, a reconocer números del 1 al 20 y a contar.Las investigaciones sugieren que se deberían adelantar materias, siempre con un enfoque concreto y lúdico. "Si enseñamos las matemáticas conectadas con la experiencia, podemos enseñar mucho. En cambio, si la enseñamos de forma abstracta, debemos esperar que el niño tenga esa capacidad, alrededor de los 11 años, y perdemos tiempo que después no se recupera", explica María Victoria Marshall, doctora en matemáticas de la Universidad Católica.



Pasos previos a la lectura

En la otra vereda, un estudio de la U. de Otago, en Nueva Zelanda, asegura que no hay ninguna ventaja en aprender a leer antes de los siete años. Los expertos encontraron que los niños que aprendían a leer a esa edad tenían las mismas habilidades lectoras que aquellos que se habían iniciado a la edad de cinco años.Otra investigación, de la U. de Maastricht, en Holanda, sugiere que no es sino hasta los 11 años que los niños son plenamente capaces de unir las letras con los sonidos, proceso llamado decodificación y que es lo que se conoce como aprender a leer.Los expertos reconocen que el proceso de lectura es complejo. Antes de iniciar la decodificación, el niño debe desarrollar la comunicación oral y saber identificar las palabras. "El conocimiento del lenguaje permitirá comprender los textos complejos. Si enseño a leer a los cinco años, me puedo perder una edad en la que es necesario desarrollar todos estos puntos que son la base para la comprensión lectora", dice Soledad Concha, investigadora del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la UDP. "La investigación apunta a ofrecer a los niños los componentes de la lectura desde su nacimiento. Por ejemplo, a través de la lectura compartida, sin necesariamente enseñar a decodificar", dice Malva Villalón, académica de la UC.



por Beatriz Michell - LA TERCERA 17/01/2010 - 12:23

3.08.2010

3.05.2010

CEANIM va en ayuda



























Estimados Amigos y Amigas:

Cuántas veces hemos escuchado en los últimos días palabras cómo por qué, para qué, cómo ha pasado.... Sin duda la vida pone pruebas que sobrepasan la capacidad de la razón, y dolores que sobrepasan el aguante del corazón. Y se nos pide y nos exigimos seguir de pie.
Escenario complejo que probablemente nos llevará a mirar para el lado para intentar vislumbrar a quien se tiene, con quién se cuenta, para luego mirar dentro de uno mismo para tratar de sentirse enteros e identificar o ver si se tiene eso que se llama “fuerza interior”.
Sin embargo, ambas visiones se hacen a ratos difusas y nos vemos sobrepasados por la angustia, el miedo y/o la soledad, hasta que finalmente, más por los otros o más por uno mismo, lentamente va llegando la calma. Y podemos pensar más fluidamente las cosas, llegar a pensar en el cómo ayudar, qué hacer, en el cómo seguir adelante…
Estamos dolidos, no lo podemos negar, pero con la idea de que del dolor surge la esperanza más presente y viva que nunca; estamos ante los inicios de una reconstrucción profunda a todo nivel, y ante posibilidad latente de la gestación y nacimiento de la resiliencia en toda su extensión: en cada uno, en cada familia, en cada comunidad, en cada institución, en nuestro país.


CEANIM, motivado por su preocupación e interés en la primera infancia, los invita a que recolectemos en nuestra oficina, útiles de aseo para bebés, niños y niñas pequeños para entregar inicialmente dentro de la Región Metropolitana a salas cunas que lo requieran, y útiles escolares para pre – escolares, para entregar a jardines que los necesiten e implementar intervenciones educativas – recreativas con profesionales asociados y voluntarios de nuestro centro.




Nueva de Bueras 180, Santiago, Chile.
Fono: (56-2)6330514
Fax: (56-2)6383040).
http://www.resiliencia.cl/





“La historia no es destino” (B. Cyrulnik)

2.09.2010

nueva publicación

"Evaluación pre-post del desarrollo psicomotor y el estilo de apego en usuarios de los Centros de Desarrollo Infantil Temprano".
M.A. Kotliarenco, E. Gómez, M. Muñoz (CEANIM) y I. Armijo
(UDD), 2009, Vol 6, No 2, p. 89-104, SUMMA Psicologica UST.
Está disponible para su descarga libre en

1.26.2010

¿POR QUÉ “IGUALDAD DESDE LA CUNA”?

por María Angélica Kotliarenco, Ph.D.



El concepto “igualdad desde la cuna”, sostenido por la Presidenta Bachelet, responde al único camino a través del cual es posible hacer realidad el derecho de los niños y las niñas a alcanzar una calidad de vida digna...

La expresión “igualdad desde la cuna”, utilizada por la Presidenta, ha sido profundizada a través de las propuestas del consejo asesor de políticas de infancia y éstas, a su vez, dicen relación con las evidencias aportadas por la neurociencia, las que señalan que tanto la etapa prenatal, como la perinatal, la infancia y la niñez son fundamentales para el desarrollo integral y así alcanzar un bienestar pleno durante la vida...



BAJAR TEXTO COMPLETO: http://www.resiliencia.cl//investig/IGUALDAD_DESDE_LA_CUNA.pdf