4.04.2010

Sustos infantiles después del terremoto: ¿respuesta saludable o síntoma de trastorno psicológico?

En estos días, posterior al terremoto que azotó a una extensa región de nuestro país, muchas madres y padres sienten preocupación porque sus hijos/as pequeños – y hasta los no tan “chicos” – manifiestan temor o ansiedad, en especial al caer la tarde, cuando se acerca la noche. En esta ocasión me voy a referir a los niños y niñas cuyas familias u hogares no han padecido de manera traumática el terremoto, pero que igualmente han sido afectados/as.Cuando la experiencia ha significado daños y/o pérdidas hay que considerar variables más complejas que ameritan una intervención especializada.Las manifestaciones son diversas, desde llanto fácil, resistencia a irse a dormir, aferrarse a personas más cercanas, pesadillas u otros comportamientos propios de niños de menor edad, como mojar la cama, pasarse a la pieza de sus padres, etc.


La anticipación de que algo peligroso e incontrolable pudiese volver a ocurrir es esperable y hasta saludable en la medida que alerta al propio niño y le lleva a buscar protección y apegarse a sus personas más confiables o cercanas emocionalmente. Puede entenderse entonces como un mecanismo psicológico beneficioso que ayuda a afrontar el estrés, elaborar una experiencia “límite” para el/la niño/a y que posibilita que una persona adulta tome consciencia de la necesidad de ese pequeño/a de ser contenido física y emocionalmente, validando esta necesidad y ofreciéndole “cobijo” acorde a su edad y maduración.


Recordemos que los ritmos de desarrollo y las características individuales permiten una amplia diversidad de expresión de necesidades psicológicas. Por ende, no hay una única buena receta para todos los niños aunque provengan de una misma matriz cultural y tengan igual edad. No obstante considerar lo anterior, como precaución para evitar soluciones simplistas, los principales ingredientes de cualquier “pócima” eficaz para calmar miedos son:


-Validar el susto: escuchar, observar, atender y transmitir respeto ante la respuesta temerosa del niño. NO NEGARLA, BURLARSE, NI MINIMIZARLA.


-Ayudar a que el niño o niña pueda comprender lo que le sucede. CON PALABRAS SENCILLAS, JUEGOS, RELATOS ACORDES AL NIVEL DE DESARROLLO COGNITIVO DE CADA NIÑO/A.


- Darles la información que ellos requieren o nos solicitan – ni mas ni menos - y no negar, como adultos, nuestras propias debilidades. Vale decir, asumir que también “pasamos susto”, que no somos infalibles, pero que a pesar de eso podemos protegerles y ofrecerles seguridad.- Normalizar su experiencia: todos sentimos miedo, es natural que luego de un terremoto quedemos “nerviosos”, preocupados, hiper-alertas, asustadizos, etc. por un tiempo.


-Transmitir esperanza: alentarlo, decirle con seguridad y calidez que se le va a ir pasando, mostrar los avances diarios o de una semana a otra y mientras no pase asegurarle que Ud., y/u las otras personas que le cuidan habitualmente, estará presente para acogerle, protegerle y calmarle.


- Ayudarle a salir de su experiencia de temor: en el contexto de interacciones amorosas y entretenidas, por ejemplo desarrollando rituales relajadores, participando con el/ella en juegos que le distiendan y le permitan pasarlo bien. En ningún caso hacer “bromas” que provoquen temor.


- Contar con al menos una persona adulta significativa que no esté tan asustada

– o incluso más asustada – que el/la propio/a niño/a.


En caso que los miedos se mantengan o acrecienten en vez de ir aminorando, es recomendable buscar orientación profesional cuanto antes. A fin de prevenir que una respuesta normal, aunque displacentera, ante la catástrofe que hemos vivido, no se transforme en un trastorno que impida el natural desarrollo socio afectivo y escolar de nuestros hij@s.


Cuando los temores deterioran la calidad de vida de una persona, afectando ritmos y rutinas diarias apropiadas a la edad, su alimentación, salud física y relaciones interpersonales es preciso consultar a especialistas.


M. Cecilia Aretio Aguirrebeña
Psicóloga Clínica Infanto - Juvenil
Supervisora Clínica CAP USACH
Docente Facultad Psicología U. Diego Portales