Esta propuesta descansa en evidencias empíricas básicamente de los últimos 30 años.
Es desde entonces y así lo muestra la neurociencia que lo que somos y como nos comportamos es producto de las interacciones permanentes que tenemos con el mundo que nos rodea, principalmente el más próximo.
Es así como la madre biológica se constituye en la persona con quien nos relacionamos desde el primer día de la gestación y a través de quien el cerebro tendrá su primer despertar y así se conformarán las bases neuronales y simpáticas a través de las cuales aprenderemos, nos adaptaremos y nos comunicaremos a través de las interacciones sean verbales o no. La calidad de esta comunicación dependerá de los estímulos ambientales que nos rodeen desde la gestación y del amor que se nos entregue desde entonces y hasta principalmente los 6 años. Siendo los tres primeros fundamentales. Estos pasarán en esos primeros días de vida por Los periodos críticos del desarrollo. Estos periodos son descritos interesante mente como "ventanas de oportunidad".
Vemos entonces que aquello que ocurre a nuestro alrededor, es la ventana de oportunidad para que aquel potencial de desarrollo inherente y distinto para cada ser humano tenga la posibilidad de convertirse en la capacidad emergente de cada persona. Es así como la etapa de gestación y los primeros años de vida son cruciales para que lleguemos a ser personas capaces de transformar las oportunidades en posibilidades de alcanzar una vida de calidad, digna de ser vivida por todo ser humano.
Esta capacidad potencial de las personas, la imagen que la sociedad, la familia, nosotros mismos tenemos de nosotros tiene que ver o está enraizada en nuestra historia de vida.
Es está la que nos lleva o no a levantarnos frente a lo que se nos presente en la cotidianidad de nuestra vida. Este potencial, tantas veces dormido u obnubilado, y su despertar es lo llamamos resiliencia.
Este proyecto es un llamado a despertar a todas aquellas mujeres - hoy madres - que tropezaron en la vida y no contando con la fortaleza física, ni psíquica, no han podido hasta hoy levantar la vista para ver lo posible y dar el paso para buscarlo y hacer de este su riqueza. Si se habla de superar, si se repite lo importante de la prevención, tenemos entonces, - a través de esta
propuesta - un arsenal en las manos.
Trabajar despertando el potencial de estas madres, se ganan pasos en la vía de la recuperación. Sin ellas, ni fisiológica, no psicológica ni socialmente, estos sus hijos /as, repitieran incansablemente el mismo patrón de vida que arrastran sus madres de generación en generación. Esta es la base, la propuesta CEANIM.
María Angélica Kotliarenco, M.Sc.,Ph.D.
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